DIOS le bendiga, el movimiento pentecostal ha crecido exponencialmente en todo el mundo, pero conoce Ud.sus origenes?
Sabía Ud.que durante casi dos mil años este movimiento no existía?
Esta publicación será de edificación para todo aquellos que
dudan de las manifestaciones en las Iglesias pentecostales, de tantas locuras y
rarezas que vemos dentro de ellas.2a parte.
Otra muy influyente evangelista y sanadora de fe Pentecostal fue
AIMEE SEMPLE MCPHERSON (1890-1944), fundadora de la Iglesia Internacional del
Evangelio Cuadrangular. El Diccionario de los Movimientos Carismático y
Pentecostal la llama “la más prominente mujer líder que el Pentecostalismo ha
producido hasta la fecha”. Ella se casó tres veces y se divorció dos. Su primer
marido, Robert Semple, murió en China en 1910, donde la joven pareja había ido
como misioneros. En 1911 ella se casó con Harold Stewart McPherson. Él se quejó
sobre el histérico comportamiento de ella y su negligencia hacia él, y en 1921
el matrimonio finalizó en el divorcio (Eve Simson, The Faith Healer, p. 36).
Aimee había dejado a Harold para concurrir a predicar. Es interesante que la pastora
asociada de Aimee, Rheba Crawford, también dejó su marido para predicar, y el
marido de Rheba también se divorció de ella.
En Mayo de 1926, McPherson desapareció y se pensó que se había
ahogado mientras nadaba lejos de la costa de California. Un mes más tarde ella
apareció en México, pretendiendo haber sido raptada, pero la evidencia hizo
creer a la mayoría de las personas que ella tuvo un romance con un antiguo
empleado, Kenneth Ormiston, quien entonces estaba casado. Los dos habían sido
vistos juntos al principio del año durante el viaje a Europa de Aimee
McPherson. Al mismo tiempo que Aimee salió para Europa, Ormiston desapareció de
su trabajo, y su esposa, Ruth, registró una denuncia de persona perdida en los
cuarteles de policía. Ella dijo a la policía que cierta mujer prominente fue la
responsable de la desaparición de su marido (Lately Thomas, La Evangelista
Desaparecida, p. 29). Ellos fueron vistos juntos también deteniéndose en los
mismos hoteles varias veces en California, luego de su retorno de Europa, antes
de su pretendido rapto. Aunque McPherson pretendió haber deambulado 14 horas a
través de aproximadamente 20 millas de cruel desierto cubierto de mesquites,
cactus, y espinos para escapar de sus captores, cuando ella fue encontrada no
mostraba signos de haber andado a través de tan dura experiencia. Sus zapatos
no estaban rasponeados o gastados; había manchas de césped en los empeines (no
había césped en el desierto por el que ella pretendía haber deambulado); no
estaba deshidratada o quemada por el sol; sus labios no estaban resecos,
resquebrajados, o hinchados; su lengua no estaba hinchada; su color era normal;
sus vestidos no estaban rotos ni llevaban manchas de barro o transpiración. El
cuello y los puños de su vestido, aunque de color blanco, estaban apenas
sucios. Por ultimo, ella llevaba puesto un reloj que su madre le había dado:
¡un reloj que no habría llevado con ella a la playa! (Epstein, La Hermana
Aimee, p. 299; Thomas, La Evangelista Desaparecida, p. 59, 66, 78). Aimee dijo
a los reporteros que sus tobillos fueron lesionados y desgarrados por cuerdas
en su cautividad, pero no había signos de tales lesiones cuando ella fue
examinada. Fue hecha una búsqueda exhaustiva para encontrar la choza de adobe
con un piso de madera donde ella pretendió que había sido mantenida cautiva y
que ella describió en detalle a las autoridades, pero no fue encontrada tal
choza en un área de 46 millas cuadradas. Experimentados hombres del desierto y
rastreadores (uno había cabalgado por esa tierra como cowboy por 37 años, otro
por 20), que intentaron encontrar a sus atacantes, trazaron sus pasos, y
encontraron que ella aparentemente descendió de un automóvil en una carretera
no lejos de donde fue encontrada. El rastreador principal testificó que examinó
cada huella del terreno donde ella había pretendido haber caminado y que sus
rastros no habían sido encontrados en ninguna parte. Sobre la choza él dijo:
“No conozco de ninguna casa de adobe tal como la descripta por Mis McPherson
dentro de unas ciento cincuenta millas de Agua Prieta, y yo conozco cada casa
en esta vasta área” (Lately, La Evangelista Desaparecida, p. 84). Un recibo de
una tienda de comestibles firmado por McPherson fue encontrado en una casa de
campo de Carmel, California, donde surgió que Aimee se había encontrado con
Ormiston durante el tiempo que ella pretendió haber estado raptada. Varios
testigos visuales declararon que ellos vieron a los dos juntos en ese período.
El año siguiente luego del episodio, McPherson rechazó los
tabúes sociales contra los cuales predicaban las iglesias creyentes de la
Biblia de aquel día. Ella cortó sus cabellos y comenzó a beber, danzar, y a
llevar faldas cortas. En sus primeros años ella había predicado contra tales
cosas. Su director de coro, Gladwyn Nichols, y la totalidad de los 300 miembros
del coro renunciaron a causa de su estilo de vida. Él dijo a la prensa que
ellos se retiraban a causa de “la rendición de Aimee a la mundanalidad: su
vestuario de trajes de fantasía y faldas cortas, joyería, pieles, su nuevo
apasionamiento con los cosméticos y cabellos cortos, todo ello específicamente
condenado por las Escrituras” (Robert Bahr, Menos que Todos los Santos, p.
259).
En 1931 la divorciada McPherson se casó con el divorciado David
Hutton. Él se divorció de Aimee en 1934.
El ministerio de McPherson estuvo caracterizado por el
inescritural fenómeno del matar del espíritu. Una de sus biografías, Menos que
Todos los Santos, por Robert Bahr, contiene una foto de seguidores de McPherson
yaciendo sobre el piso luego de que ella hubo impuesto sus manos sobre ellos y
de que supuestamente fueron “bautizados por el Espíritu Santo”. Hubieron también
casos de “embriaguez espiritual” en sus primeras reuniones (Epstein, La Hermana
Aimee, p. 162), aunque su ministerio posterior no estuvo caracterizado por
tales demostraciones.
McPherson enseñaba que la sanidad está garantizada en la
expiación. Ella falsamente prometió a la ansiosa multitud: “Sus cadenas serán
destrozadas, sus grilletes aplastados, sus aflicciones sanadas, si ustedes
solamente creen que donde está el espíritu del Señor allí hay libertad”
(Epstein, La Hermana Aimee, p. 221). Es benditamente cierto, desde luego, que
el Señor es una ayuda verdaderamente presente en el tiempo de aflicción y que
Él camina con Sus hijos a través de todas sus pruebas, pero prometer que en
esta vida presente todos los problemas serán removidos y que todas las enfermedades
sanadas si uno sólo tiene la fe suficiente es un engaño. McPherson advirtió que
la actitud: “si es su voluntad sanarme, yo también lo querré” no trae
resultados (Epstein, p. 224). En los hechos, McPherson reclamó que la sanidad
física es parte del evangelio. El evangelio “cuadrangular” que ella promovió
fue: Jesucristo como Salvador, Bautizador en el Espíritu Santo, Sanador, y
Viniente Rey. Ella pretendió que ella obtuvo este evangelio a través de una
visión en 1922, en la cual Dios le mostró que el Evangelio era para el cuerpo y
el alma y el espíritu. Este era el mismo “evangelio cuadrangular” que estaba
siendo predicado por la Asociación Elim del Evangelio Cuadrangular en Irlanda
(McPherson había trabajado con el fundador de Elim, George Jeffrys), por las
Asambleas de Dios en los Estados Unidos, y otros grupos Pentecostales. El
evangelio “completo”, sin embargo, es simplemente la muerte, sepultura, y
resurrección de Jesucristo por nuestros pecados (1 Corintios 15:1-4).
Aimee McPherson prometía que la sanidad física está disponible
para aquellos que tienen completa fe. A pesar de esto, la mayoría de quienes
vinieron a sus reuniones en busca de sanidad se fueron decepcionados. Para ir a
la fila de sanidad de McPherson se requería que uno obtuviera una tarjeta, y
estas estaban normalmente limitadas a 75 personas.
El siguiente triste caso de una niña que concurrió a una cruzada
de avivamiento de McPherson ilustra la dificultad de aquellos que fueron
embaucados por esta falsa enseñanza:
“Una niña llevaba un par de lentes, uno de los cuales era enteramente negro. Yo entendí que ella era totalmente ciega de un ojo y casi ciega del otro. Vi sobre el escenario muy de cerca el procedimiento entero. Mientras se hacía oración por ella, la niña, quien aparentaba ser de unos 11 años de edad, lloraba y sollozaba y se retorcía en su ansia de obtener la ayuda que ella había sido conducida a esperar. Ella dejó la plataforma y fue hecha una afirmación pública por uno de los obreros de que ella había sido sanada, y la niña verificó la afirmación por una inclinación de la cabeza dada en respuesta a la pregunta de los obreros. Una hora después, cuando la reunión estaba concluida, noté un pequeño grupo de mujeres cerca de la plataforma. Y pensé que vi a la niña ciega en medio, de modo que pedí a mi esposa para que vaya e investigar y hablarle a ella si era necesario. Ella encontró la en otro momento “curada” niña con el rostro decaído y sobre el piso, sollozando, con las esperanzas destrozadas y un corazón roto. Su decepción fue completa, y así también su desilusión. El mejoramiento de la vista que ella parecía haber tenido en medio de la excitación sobre la plataforma había desaparecido, y con ella la esperanza de una niña”
(Arno Clemens Gaebelein, La Cuestión de la Sanidad, Nueva York: Publicaciones Nuestra Esperanza, 1925, p. 93).
“Una niña llevaba un par de lentes, uno de los cuales era enteramente negro. Yo entendí que ella era totalmente ciega de un ojo y casi ciega del otro. Vi sobre el escenario muy de cerca el procedimiento entero. Mientras se hacía oración por ella, la niña, quien aparentaba ser de unos 11 años de edad, lloraba y sollozaba y se retorcía en su ansia de obtener la ayuda que ella había sido conducida a esperar. Ella dejó la plataforma y fue hecha una afirmación pública por uno de los obreros de que ella había sido sanada, y la niña verificó la afirmación por una inclinación de la cabeza dada en respuesta a la pregunta de los obreros. Una hora después, cuando la reunión estaba concluida, noté un pequeño grupo de mujeres cerca de la plataforma. Y pensé que vi a la niña ciega en medio, de modo que pedí a mi esposa para que vaya e investigar y hablarle a ella si era necesario. Ella encontró la en otro momento “curada” niña con el rostro decaído y sobre el piso, sollozando, con las esperanzas destrozadas y un corazón roto. Su decepción fue completa, y así también su desilusión. El mejoramiento de la vista que ella parecía haber tenido en medio de la excitación sobre la plataforma había desaparecido, y con ella la esperanza de una niña”
(Arno Clemens Gaebelein, La Cuestión de la Sanidad, Nueva York: Publicaciones Nuestra Esperanza, 1925, p. 93).
Aunque existieron algunas notables curaciones documentadas bajo
el ministerio de McPherson, uno de los biógrafos de McPherson, Daniel Epstein
(aunque extremadamente simpatizante hacia ella), admitió que aquellas sanadas
fueron “mayormente enfermedades del sistema inmunológico, o atribuidas a la
histeria”. Él dijo: “La Hermana Aimee no tiene el crédito de haber levantado a
alguien de la muerte, de haber corregido un labio leporino o un paladar partido,
o de haber restaurado un miembro perdido, o un dedo, o un órgano interno”
(Epstein, La Hermana Aimee, New York: Harcourt, Brace Jovanovich, 1993, p.
112).
McPherson predicaba un mensaje inescritural del tipo
sólo-positivo que se adelantó al método Neo Evangelical en muchas décadas.
Considere las siguientes descripciones de su mensaje hechas por su biógrafo:
“Anticipando la ‘teología de creación’ de Matthew Fox en sesenta años, Aimee enfatizaría la gracia sobre el pecado original, con la carnada del amor ella ‘pescaría ballenas’. Su predicación fue anecdótica y afectiva, nunca amenazadora”. (Epstein, p. 118).
“Y ella se tomó la oportunidad para condenar el método de Billy Sunday, el abstemio que gritaba a los pecadores y les amenazaba con la condenación y el fuego del infierno. ‘guiémoles por la bondad y la simpatía’, aconsejó Aimee” (Epstein, pp. 221, 222).
“Aimee construyó su carrera reemplazando el ‘Evangelio del Temor, Fuego del Infierno, y Condenación’ con el ‘Evangelio de la Reconciliación y el Amor’” (Epstein, p. 283).
La madre de McPherson, Mildred (Minnie) Kennedy, trabajó como una asociada de negocios en el exitoso imperio evangelístico de su hija. De hecho, ellas poseían completamente la propiedad del Templo Angelus en una sociedad igualitaria cincuenta-cincuenta. Ellas frecuentemente terminaban en terribles peleas. En 1927 Aimee despidió a su madre de las posiciones que por largo tiempo había tenido en su iglesia cuadrangular. Mildred retornó por un breve tiempo a ayudar durante una crisis financiera generalizada creada por las no sabias inversiones de Aimee, pero en 1929 Mildred dejó el ministerio de su hija Aimee permanentemente “después de recibir una rotura de nariz durante un explosiva contienda” (Robert Bahr, Menos que Todos los Santos, p. 296). En 1937 Mildred se alineó con su nieta Roberta, en un altamente publicitado litigio contra el abogado de Aimee. La enviudada Mildred Kennedy se casó en 1931, pero el matrimonio fue anulado cuando se conoció que el hombre ya era casado. Más tarde, el mismo año, el hombre obtuvo un rápido divorcio en Las Vegas [N.T.: de su verdadera esposa], Mildred lo encontró allí y ellos volvieron a casarse. El extraño casamiento finalizó en menos de un año. Cuando Aimee McPherson murió de una sobredosis en 1944, ella dejó a su madre diez dólares con la estipulación de que si Mildred disputaba esto no obtendría nada (Bahr, p. 282).
“Anticipando la ‘teología de creación’ de Matthew Fox en sesenta años, Aimee enfatizaría la gracia sobre el pecado original, con la carnada del amor ella ‘pescaría ballenas’. Su predicación fue anecdótica y afectiva, nunca amenazadora”. (Epstein, p. 118).
“Y ella se tomó la oportunidad para condenar el método de Billy Sunday, el abstemio que gritaba a los pecadores y les amenazaba con la condenación y el fuego del infierno. ‘guiémoles por la bondad y la simpatía’, aconsejó Aimee” (Epstein, pp. 221, 222).
“Aimee construyó su carrera reemplazando el ‘Evangelio del Temor, Fuego del Infierno, y Condenación’ con el ‘Evangelio de la Reconciliación y el Amor’” (Epstein, p. 283).
La madre de McPherson, Mildred (Minnie) Kennedy, trabajó como una asociada de negocios en el exitoso imperio evangelístico de su hija. De hecho, ellas poseían completamente la propiedad del Templo Angelus en una sociedad igualitaria cincuenta-cincuenta. Ellas frecuentemente terminaban en terribles peleas. En 1927 Aimee despidió a su madre de las posiciones que por largo tiempo había tenido en su iglesia cuadrangular. Mildred retornó por un breve tiempo a ayudar durante una crisis financiera generalizada creada por las no sabias inversiones de Aimee, pero en 1929 Mildred dejó el ministerio de su hija Aimee permanentemente “después de recibir una rotura de nariz durante un explosiva contienda” (Robert Bahr, Menos que Todos los Santos, p. 296). En 1937 Mildred se alineó con su nieta Roberta, en un altamente publicitado litigio contra el abogado de Aimee. La enviudada Mildred Kennedy se casó en 1931, pero el matrimonio fue anulado cuando se conoció que el hombre ya era casado. Más tarde, el mismo año, el hombre obtuvo un rápido divorcio en Las Vegas [N.T.: de su verdadera esposa], Mildred lo encontró allí y ellos volvieron a casarse. El extraño casamiento finalizó en menos de un año. Cuando Aimee McPherson murió de una sobredosis en 1944, ella dejó a su madre diez dólares con la estipulación de que si Mildred disputaba esto no obtendría nada (Bahr, p. 282).
A. J. TOMLINSON
Otro de los tempranos líderes Pentecostales fue A. J. TOMLINSON
(1865-1943), fundador de la IGLESIA DE DIOS DE LA PROFECÍA. Tomlinson fue uno
de los más influyentes hombres en la formación del movimiento Pentecostal.
Cuando joven, Tomlinson, un místico Cuáquero, aceptó la enseñanza sobre la
sanidad en la expiación enseñada por la evangelista femenina Carrie Judd
Montgomery de Santidad Pentecostal. Antes de que viniera el nuevo siglo, él
también aceptó la falsa doctrina de la santidad de la entera santificación, de
que el Cristiano dedicado puede ser libre de pecado, y pretendió que él había
obtenido esta experiencia. En 1901 él visitó la obra de Frank Sandford en Maine
y fue bautizado por Sandford. El se unió a un grupo que se llamaba a si mismo
“La Iglesia del Dios Viviente para la Evangelización del Mundo, el Recogimiento
de Israel, el Nuevo Orden de Cosas al Fin de la Era de los Gentiles”. La
extrema posición de la lluvia tardía de este grupo era evidente en su nombre.
En 1903 se unió a una congregación llamada la Iglesia de la Santidad de Camp
Creek, Tennessee, y fue pronto elegido pastor. En Junio de aquel año el
pretendió tener una visión de que la verdadera iglesia de Jesucristo estaba
restaurada en su Iglesia de la Santidad. Tomlinson creyó que la verdadera
iglesia se perdió en el año 325 D.C. y que esta fue restaurada en fases,
comenzando con la Reforma Protestante del siglo XVI y culminando con la
fundación de la Iglesia de Dios en 1903. “Para Tomlinson el grupo con el que él
estaba asociado era la única verdadera y válida comunión Cristiana ‘en este
lado de la era de las tinieblas’” (Vinson Synan, La Tradición de la Santidad
Pentecostal, p. 76). Sus reuniones estaban frecuentemente caracterizadas por el
pandemónium, i.e., griteríos, sacudidas, caídas, contorsiones cual serpientes,
trances. Había una larga lista de prohibiciones inescriturales, incluyendo Coca
Cola, carne de cerdo, mascar chicle, anillos, pulceras, y corbatas. No sólo
tales cosas estaban prohibidas, sino que quienes las usaban eran considerados
no salvos.
En 1907 el grupo adoptó oficialmente el nombre Iglesia de Dios.
En 1923 Tomlinson dejó el grupo original de la Iglesia de Dios (el cual llegó a
ser la principal Iglesia de Dios (Cleveland, Tennessee) y formó su propia
organización, luego llamada la Iglesia de Dios de la Profecía. Tomlinson
pretendía que la sanidad física está garantizada en la expiación y enseñó
contra el uso de la medicina. El creía que el hablar en lenguas es la evidencia
de la salvación. Enseñaba que una persona puede perder su salvación y luego ser
reconvertida, y que en esa vez debería ser rebautizada. Tomlinson defendió la
práctica de las mujeres predicadoras, y la Iglesia de Dios de la Profecía tiene
un gran número de mujeres pastores y mujeres líderes de la denominación. El
inescritural fenómeno de ser matado en el espíritu ha sido parte de la Iglesia
de Dios de la Profecía desde su inicio. En 1940 Tomlinson compró una parcela de
216 acres y la llamó Campo de las Maderas, en reconocimiento de la visión que
él había pretendido haber tenido en 1903 por la cual él redescubrió la
verdadera iglesia de Dios. Luego de la muerte de Tomlinson en 1943, las cortes
decretaron que la denominación sería llamada Iglesia de Dios de la Profecía
para diferenciarla del otro grupo que usaba el nombre Iglesia de Dios. El
sucesor de Tomlinson fue seleccionado por un mensaje supuestamente dado en
lenguas, y luego interpretado. El hijo mayor de Tomlinson, Homer, lanzó su
propia iglesia luego de la muerte de su padre, y entre 1954 y 1966 el viajó a
las capitales de 101 países y se coronó a sí mismo como Rey del Mundo,
prometiendo paz y prosperidad. El reclamó que muchos milagros nacionales
seguirían a esa ceremonia de coronación, y el asumió el crédito por parar
guerras, detener masacres, y finalizar sequías.
A. A. ALLEN
Aunque aclamado hoy por Benny Hinn y otros líderes del
Avivamiento de la Risa como un gran evangelista y sanador, el evangelista
sanador de la lluvia tardía A. A. Allen (1911-1970) fue un bebedor y un
charlatán. Su Revista del Milagro estaba llena con increíbles reclamos, como la
cura de una mujer quien supuestamente perdió 200 libras instantáneamente
durante uno de sus servicios de sanidad. En 1956 el comenzó pretendiendo que
aceite milagroso fluyó de las manos y las cabezas de quienes concurrieron a sus
reuniones. Esto supuestamente comenzó cuando Dios derramó aceite sobrenatural
en las manos de Lewin Burchan, un niño de siete años que estaba siendo usado
como evangelista Pentecostal. En los años de la década de 1960, Allen lanzó una
campaña para “levantar los muertos”, urgiendo a sus seguidores a creer a Dios
para resurrecciones. El debió parar esto cuando algunos rehusaron enterrar sus
seres queridos (Harrell, p. 199). Allen también reclamó tener la autoridad de
imponer las manos sobre aquellos que habían dado para su ministerio, donándoles
“el poder para obtener la riqueza”. Muchos de sus libros prometieron la
prosperidad. Tres de ellos fueron: El Secreto para el Éxito Financiero
Escritural (1953), El Poder para Obtener la Riqueza (1963), y Dios Garantiza
Bendecirle y Prosperarle Financieramente(1968). En una historia frecuentemente
relatada por Allen, el estaba orando por el dinero para pagar una facturas de
impresión de $410 cuando los billetes de $1 en su bolsillo fueron
instantáneamente transformados en billetes de $20. Allen dijo esto a sus
seguidores: “Creo que puedo mandar a Dios a realizar un milagro financiero para
ustedes”. Allen construyó su propia comunidad de 2400 acres llamada Valle del
Milagro, en Arizona. Su vasto imperio evangelístico recogió alrededor de 3,5
millones de dólares anualmente, una gran cantidad de dinero para ese tiempo.
Allen fue arrestado por conducir borracho durante un avivamiento en 1955. Él se
divorció de su esposa en 1967, a pesar del hecho de que ella había estado de
pie junto a él durante los muchos problemas que él había traído sobre él mismo,
y tres años después él murió solo en un motel de San Francisco mientras su
equipo estaba conduciendo una cruzada en Virginia Oeste. Era de 59 años y tenía
en sí mismo licor.
JACK COE
Otro famoso evangelista sanador de la lluvia de los últimos días
Pentecostal fue JACK COE (1918-1956). Su ministerio estuvo caracterizado,
demasiado, por la falsa enseñanza y por escandalosas y falsas pretensiones.
Aunque las Asambleas de Dios lo expulsaron en 1953 por extremismo, las falsas
enseñanzas de Coe de que la sanidad está garantizada en la expiación es
compartida por las Asambleas de Dios. El pretendía que el consultar médicos
estaba conectado con la marca de la bestia (Simson, El Sanador de Fe, p. 164).
En Febrero 1956, en la cruzada de sanidad en Miami, Florida, Coe impuso sus manos
sobre un niño quien estaba atacado por la poliomielitis. A la madre del
muchacho, Ann Clark, le fue dicho por Coe: “Si usted cree que Jesús sana al
muchacho, tómele de los brazos, y levántelos”. Ella inmediatamente removió las
abrazaderas de las débiles piernas del muchacho, pero cuando intentó dar un
paso, cayó al piso. Creyendo la falsa enseñanza que Coe y otros sanadores de fe
predicaron de que Dios ha prometido la sanidad de su muchacho a través de la
fe. La señora Clark determinó no volver a poner las abrazaderas. Pronto las
piernas del muchacho comenzaron a hincharse y ella lo llevó a un doctor, quien
ordenó que volvieran a ponerse las abrazaderas. Su carta a Jack Coe, buscando
su consejo, fue ignorada. Ella contactó a la policía y Coe fue acusado de
practicar la medicina sin licencia. Después de un altamente publicitado
litigio, el juez desechó el caso. La triste experiencia de la señora Clark nos
recuerda que el camino del movimiento pentecostal está tachonado con este tipo
de angustias a causa de que promete cosas que Dios no ha prometido.
Aunque él enseñó que la sanidad estaba garantizada en la
expiación y advirtió a sus seguidores contra el usar la medicina y consultar
médicos, Coe fue al hospital cuando él cayó enfermo con poliomielitis solamente
unos pocos meses después del anteriormente mencionado juicio. Él sucumbió a
esta enfermedad unas pocas semanas más tarde, y es difícil no ver la mano de
Dios en tan notable coincidencia. Luego de la muerte de Coe, su viuda publicó
una serie de artículos exponiendo el fraude de claves evangelistas de la
sanidad.
CHARLES PRICE
CHARLES PRICE (1880-1947) fue otro de los famosos evangelistas
sanadores de la teología de la lluvia de los últimos días, de la primera mitad
del siglo veinte. Él abandonó su teología modernista después de concurrir a
reuniones de Aimee Semple McPherson tempranamente en 1920 y fue “Bautizado en
el Espíritu” pronto en lo sucesivo. Comenzando en 1922 él condujo cruzadas de
sanidad en muchas partes del mundo. En 1923, siguiendo una cruzada de Price en
Vancouver, British Columbia, un grupo de médicos, profesores, abogados, y
ministros, siguieron cuidadosamente las sanidades alegadas. De las 350 personas
que habían afirmado ser sanadas, no pudieron encontrar ningún cambio físico en
las condiciones de 301, 31 habían muerto dentro de los seis meses de la
reunión, cinco llegaron a ser dementes, y otras cinco aparentaban estar curadas
de “desordenes nerviosos” (D. Richard Wolfe, “Sanidad de Fe y Fe Sanadora”,
Journal of the Indiana Medical Association, 53, Abril 1959, citado de Eve
Simson, El Sanador de Fe, St. Louis: Concordia, 1977, p. 166).
JAMAICA
Algunos de los evangelistas de sanidad Pentecostales de la
década de 1950 reportaron que cientos de personas sordas fueron sanadas durante
reuniones en JAMAICA. En 1962 G. H. Montgomery, asociado con la viuda de Jack
Coe, Juanita, expuso este fraude con el siguiente reporte: “Algunos de esos
mismos evangelistas reportaron que literalmente cientos de personas sordas
fueron sanadas y recibieron su audición en las reuniones de Jamaica. Ahora
bien, sucede que nosotros tenemos una hija misionera en Jamaica que trabaja
exclusivamente con personas sordas. En cinco años de trabajo con esas personas,
ni ella ni sus colegas han encontrado siquiera una sola persona que fuera
sanada de sordera total” (Harrell, All Things Are Possible, p. 142).
ÁFRICA
Muchas de las más asombrosas sanidades y resurrecciones y otros
milagros reportados por la gente de la lluvia tardía supuestamente ocurren en
ÁFRICA y Asia y Sud América, lejos de aquellos a quienes les está siendo dicho
sobre los milagros. Muchas veces, cuando alguien tiene ocasión de seguir
cuidadosamente esos milagros, se encuentra que ellos son falsos. En 1984 el
evangelista Duncan Leighton siguió al equipo de DEREK PRINCE a través de Zambia
donde miles de milagros de sanidad fueron pretendidos. Los esfuerzos de
Leighton para documentar sanidades milagrosas genuinas fueron infructuosas
(Leighton, Señales, Uno se Maravilla, citado en La Epidemia de Sanidad, p.
216). Un misionero doctor que siguió cuidadosamente sobre los reportes de
sanidades milagrosas en África en la mitad de la década de 1940 tampoco pudo
encontrar alguna genuina sanidad orgánica. “Yo no he encontrado un simple caso
de indudable cura probada por examen médico de la condición clínica antes y
después de la supuesta sanidad” (Ibid., p. 219).
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