lunes, 3 de octubre de 2016

6 Razones por la cual los dones carismáticos ya cesaron.

1) Los apóstoles, a través de quienes vinieron las lenguas fueron únicos en la historia de la Iglesia. Una vez que su ministerio fue concluido, la necesidad de señales dejo de existir.
2) Los dones milagrosos (o señales) solo son mencionados en las primeras epístolas, tales como 1 Corintios, los libros posteriores como Efesios y Romanos, contienen pasajes detallados sobre los dones del Espíritu, pero los dones de milagros ya no son mencionados, aunque Romanos menciona el don de profecía. La palabra griega traducida como “profecía” y no necesariamente incluye la predicción del futuro.
3) El don de lenguas era una señal para el Israel incrédulo de que la salvación de Dios estaba disponible para otras naciones. (1 Corintios 14:21-22, Isaías 28:11-12)
4) El don de lenguas era inferior al de profecía (predicar). Predicar la palabra de Dios edifica a los creyentes pero las lenguas no. Se les dice a los creyentes que procuren profetizar más que hablar en lenguas (1 Corintios 14:1-3)
5) La historia indica que las lenguas cesaron. Las lenguas ya no son mencionadas por los padres post- apostólicos como Justino Mártir, Orígenes, Crisóstomo, etc., consideraron que las lenguas fue algo que sucedió solo en los primeros días de la Iglesia.
6) Observaciones actuales confirman que el don de lenguas ha cesado. Si el don de lenguas siguiese vigente, los misioneros irían tranquilamente por el mundo a predicar sin antes pasar por un instituto de idiomas, así como los apóstoles fueron capaces de hacerlo en Hechos 2. Respecto al don de sanidad, vemos en las Escrituras que la sanidad estaba asociada con el ministerio de Jesús y los apóstoles (Lucas 9:1-2). Y vemos que al final de la era apostólica la sanidad se volvió menos frecuente. El apóstol Pablo que resucito a Eútico (Hechos 20:9-12), no sanó a Epafrodito (Filipenses 2:25-27), ni a Trófimo (2 Timoteo 4:20), aun a Timoteo (1 Timoteo 5:23), ni aun a sí mismo (2 Corintios 12:7-9). Las causas del “fracaso en sanar” de Pablo: 1) El don nunca tuvo como propósito el de sanar a todo cristiano, sino el autentificar el apostolado; y 2) La autoridad de los apóstoles ya había sido probada suficientemente, ya no habiendo más necesidad de milagros posteriores.


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