PROMESAS
Nuestra gran
necesidad de paciencia se repite a lo largo del libro de Hebreos:
• “Cuando Dios hizo la promesa a Abraham,
no pudiendo jurar por
otro mayor, juró por
sí mismo diciendo....Y habiendo esperado con paciencia,
alcanzó la promesa.
(Hebreos 6:13-15, itálicas mías).
• “A fin de que no os hagáis perezosos,
sino imitadores de
aquellos que por la
fe y la paciencia heredan las promesas” (6:12).
• “Pues os es necesaria la paciencia, para
que, habiendo hecho la
voluntad de Dios,
obtengáis la promesa” (10:36).
Dios nos ha dado
maravillosas promesas -romper toda atadura del pecado, darnos
poder para vencer
todo dominio del pecado, darnos un nuevo corazón, limpiarnos
y santificarnos,
conformarnos a la imagen de Cristo. Su palabra nos asegura,
“A aquel que es
poderoso para guardaros sin caída y presentaros sin mancha
delante de su gloria
con gran alegría”(Judas 24).
No obstante, Dios
hace todas estas cosas en su tiempo, acorde a su itinerario
divino. Él no tiene
fechas límite que lo presionen. Él ignora todas las
demandas que apelan
a una cura instantánea y total. En resumen, la verdadera
fe demanda de
nuestra parte que pacientemente esperemos en el Señor. Nuestra
respuesta a Él
debiera ser, “Señor, yo creo que tú eres fiel a tu Palabra.
Y por el poder de tu
Espíritu dentro de mi, voy a esperar pacientemente hasta
que hagas que estas
cosas sucedan en mi vida. Mi responsabilidad es permanecer
en la fe, esperando
en ti.”
Tal vez usted
soportará terribles tribulaciones y tentaciones. E incluso usted
podrá escuchar
horribles mentiras que Satanás le suspirará al oído. En
ocasiones, usted
podrá fallar. Es más, usted podrá preguntarse si algún
día alcanzará la
meta. Sin embargo, mientras usted soporte sus aflicciones, si
usted simplemente se
agarra de su fe con paciencia -confiando en que Dios está
obrando, guardando
su Palabra, siendo Jehová Tsidkenu—Él lo verá como
justo. Él ha hecho
un juramento, “Por fe, usted recibirá la promesa.”
Pablo nos brinda lo
que Dios define como justo en Romanos 4:20-23: “[Abraham]
Tampoco dudó, por
incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció
por la fe, dando
gloria a Dios, plenamente convencido de que era también
poderoso para hacer
todo lo que había prometido.Por eso, también su fe le fue
contada por
justicia. Pero no solo con respecto a él se escribió que le fue
contada.”
La Biblia no lo
puede dejar más claro. La justicia es creer en las promesas de
Dios, estar
completamente convencidos de que Él cumplirá su palabra. De manera
contraria, la
incredulidad es tambalearse ante sus promesas, dudar que Dios
hará lo que
prometió.
Amados hnos.DIOS es
soberano,si nos sometemos a EL a pesar de las pruebas o tribulaciones por las
que estamos pasando,tendremos la victoria asegurada,lo contrario es rebelarse a
SU voluntad,que es perfecta.
Debemos dar gloria a
DIOS en las pruebas,asi como lo hacemos cuando recibimos una gran bendición.
DIOS les bendiga
mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario