sábado, 3 de agosto de 2013

PODER EN LOS TIEMPOS DIFÍCILES
by Gary Wilkerson


Visité una iglesia en El Salvador, donde el ingreso promedio de los miembros
es de cuatro dólares al día. Me quedé asombrado al enterarme de que las
personas dan dos de sus dólares ganados a la caridad. Cuando les pregunté por
qué dan tanto, todos ellos respondieron: “Porque Jesús nos dijo que
diéramos a los pobres.”

Cuando les indiqué que ellos estaban pasando por necesidad, ellos
respondieron: “¡Oh, no! Hemos sido bendecidos y en agradecimiento, queremos
bendecir”.

Estos corazones no son impíos ni inflados de orgullo. ¿Podemos decir lo mismo
de nosotros mismos? Como cristianos, ¿estaremos dispuestos a bendecir a otros
cuando tenemos poco en nuestras propias cuentas? ¿O vamos a retroceder en lo
que respecta a bendecir a otros como nosotros hemos sido bendecidos?

Los tiempos difíciles que vienen, revelarán la condición de nuestros
corazones. Por primera vez en la historia, menos del 50% de los estadounidenses
se identifican a sí mismos como creyentes de alguna clase. Esa cifra es aún
más baja, un 30%, para las personas menores de treinta años. Muchos de éstos
marcaron “ninguno” en el recuadro de “afiliación religiosa”. Se estima
que dentro de una década esta generación estará completamente perdida en el
secularismo y el ateísmo. Y la intolerancia hacia los cristianos sólo
continuará en aumento.

¿Qué vamos a hacer con esto? El escritor de Hebreos contesta: “Pero traed a
la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados,
sostuvisteis gran combate de padecimientos” (Hebreos 10:32). Dios tornó los
sufrimientos de aquellos primeros cristianos en herramientas de poder del
Evangelio: “…por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones
fuisteis hechos espectáculo…el despojo de vuestros bienes sufristeis con
gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los
cielos. No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón;
porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de
Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir
vendrá…mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi
alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los
que tienen fe para preservación del alma” (10:33-39).

Este es un pasaje difícil, sin duda, pero hay buenas nuevas contenidas aquí.
Dios nos está diciendo que en medio de la creciente oscuridad, Él está
haciendo algo glorioso, levantando una iglesia de los últimos días como
testimonio de Su poder en tiempos difíciles.
 

1 comentario:

Jonice dijo...

Confiemos en la Palabra de Dios,que no llegara a él vacía. Dios no de el discernimiento para llegar a la verdad.